Tabaquismo.
Fumar es uno de los principales factores de riesgo cardiovascular. El tabaco daña las paredes de los vasos sanguíneos, aumenta la presión arterial y reduce el oxígeno disponible en la sangre.
Hipertensión arterial.
La presión arterial alta fuerza al corazón a trabajar más para bombear sangre, lo que puede dañar los vasos sanguíneos y aumentar el riesgo de infarto y accidente cerebrovascular.
Colesterol alto.
Los niveles elevados de colesterol “malo” (LDL) pueden causar la acumulación de placas en las arterias, lo que aumenta el riesgo de enfermedades cardíacas.
Diabetes.
La diabetes, especialmente si no se controla bien, aumenta el riesgo de enfermedad cardiovascular. El exceso de azúcar en la sangre puede dañar los vasos sanguíneos y los nervios que controlan el corazón.
El exceso de peso aumenta el riesgo de desarrollar hipertensión, diabetes tipo 2 y dislipidemia, todos los cuales son factores de riesgo cardiovascular.
Sedentarismo.
La falta de actividad física contribuye al aumento de peso, la hipertensión y el colesterol alto. La actividad física regular fortalece el corazón y mejora la circulación.
Dieta poco saludable.
Una dieta rica en grasas saturadas, sodio y azúcares puede contribuir al aumento de peso, la hipertensión y el colesterol alto.
Estrés.
El estrés crónico puede contribuir al aumento de la presión arterial y a la adopción de hábitos poco saludables como fumar, comer en exceso o el sedentarismo.
Consumo de alcohol.
El consumo excesivo de alcohol puede elevar la presión arterial y los niveles de triglicéridos, lo que aumenta el riesgo de enfermedades cardiovasculares.